martes, 1 de abril de 2014

Breve, muy muy breve, historia del cómic – Parte 3





Europa y Japón


Los cómics franco-belgas, estadounidenses y japoneses constituyen las tres grandes tradiciones de la historieta en el mundo y es por eso que estos cortos resúmenes se centran en ellos.

Los orígenes del cómic tanto en el viejo continente como en el país del sol naciente se remontan, al igual que en Estados Unidos, a finales del siglo XIX y principios del XX.

El origen de las historietas en Europa, al igual que en Estados Unidos, estuvo ligado a la prensa (periódicos y revistas) y además a publicaciones de carácter religioso, aunque, a diferencia del país norteamericano, el cómic europeo siempre gozó de buena reputación siendo popular no solo entre el público infantil sino también entre los intelectuales y la élite cultural. De allí que en el viejo continente no se presentara un movimiento de ruptura como el Comix Underground ni una marcada y casi antagónica división entre cómic comercial y cómic alternativo. Por lo contrario, todas las posibles vertientes del cómic convivían en perfecta armonía dentro de las editoriales.

Como ya lo mencionamos en la primera parte de este resumen de la historia del cómic, uno de los antecedentes más antiguos del cómic del cual se tiene registro es el trabajo que hizo el suizo Rodolphe Töpffer en el siglo XIX, que no solo influyó en la consolidación de la historieta en Europa sino en Estados Unidos. Sin embargo, esta tercera parte no se detendrá en la “prehistoria” del cómic europeo, sino que contará algunas generalidades desde mediados del siglo XX.

Cómic Franco-Belga


Los Pitufos
El “padre” de la Escuela de Marcinelle, que se formó en el seno de la editorial Dupuis, fue el dibujante Jijé a quien se le suma Peyo (creador de Los Pitufos en 1958) como los principales precursores del estilo gráfico y narrativo que se forjaría en dicha empresa.

Además, otros personajes reconocidos como Lucky Luke y Buck Danny también fueron creados al interior de esta escuela que hasta la actualidad sigue publicando la popular revista Le Journal de Spirou.
Tintín

Por su parte, le Escuela de Bruselas tiene como principal referente a Hergé y su Tintín (1930), cómic publicado por la editorial Lombard que además funciona como ejemplo contundente de lo que es la “línea clara”[1], término que empezaría a emplear el dibujante holandés Joost Swarte –más de 30 años después de la aparición del primer número de Tintín- para referirse al estilo del artista belga.

Aunque muchos estudiosos del tema afirman que entre estas escuelas existía una enorme rivalidad, es importante reconocer que los estilos de ambas compartían muchas características similares y algunos autores de una se inspiraban en el trabajo de los de otra. Sin embargo, también se presentan significativas diferencias: mientras en la Escuela de Bruselas predominan las líneas rectas, las formas angulares y la ausencia de sombras; en la Escuela de Marcinelle los dibujos son más redondeados y se emplean los claroscuros con fines dramáticos.

La revista Pilote (de la editorial Dargaud), fundada en Francia en 1959, fue la primera en difundir el cómic independiente en Francia y el resto de Europa. En ella nacieron los aclamados Astérix, el teniente Blueberry y Lucky Luke (aunque este fue inicialmente publicado en la revista Spirou). 

En la revista Pilote también se inició la publicación de uno de los primeros trabajos del emblemático Jean Giraud, mejor conocido como Moebius, quien luego emprendería otros proyectos con las revistas Hara-Kiri y Metal Hurlant hasta finalmente convertirse en uno de los principales historietistas franceses de la historia gracias a obras como “El garaje hermético”.

L’Association


A finales de los años 80, el sistema de historietas francés, que entremezclaba cómic comercial con cómic independiente, entró en crisis y surgió L’Association, editorial especializada en novela gráfica independiente.

L’Association edita, además de las historietas, tres revistas, una de ellas, L’Eprouvette, dedicada exclusivamente a la crítica y a la defensa teórica del cómic como manifestación artística.

Esta editorial es reconocida por impulsar la carrera de importantes historietistas contemporáneos, entre ellos la iraní Marjane Satrapi, autora de Persépolis, cómic autobiográfico que narra cómo su vida estuvo marcada por la revolución islámica en Irán y los choques culturales que tuvo que soportar tras verse obligada a abandonar su país e irse a vivir en Viena.

Al igual que en Estados Unidos se entregan los premios Eisner o Harvey del cómic, en Europa se lleva a cabo el Festival Internacional de la Historieta de Angulema, que se celebra anualmente desde 1974 en la ciudad de Angulema, Francia; y que otorga premios y distinciones especiales a lo mejor de la bande dessineé (término francés para cómic, también bedé o BD).

Manga


Es a finales del siglo XIX cuando el manga empieza a consolidarse en Japón. Durante la década de 1920 estaban en furor las historietas infantiles llamadas kodomo. Durante esta época, “Bringing Up Father” de George McManus representó una fuerte influencia para los historietistas japoneses.

Primer manga de Osamu Tezuka
Tras la Segunda Guerra Mundial empiezan a consolidarse el shōnen, manga dirigido a un público juvenil con historias de aventura y cargadas de violencia, y el shōjo, dirigido a un público adolescente con narraciones románticas, dramáticas y trágicas. Durante este periodo también aparece Osamu Tezuka, quien le dio la forma y la estructura con la que se conoce hoy en día al manga más popular.

Tezuka –no solo mangaka[2] sino animador- fuertemente influenciado por el estilo occidental, quiso convertir su compañía, la Mushi Pro, en el “Disney” japonés y sus dibujos tomaron como referentes principales a Betty Boop, de los hermanos Max y Dave Fleischer, y a Popeye, de Elzie Crisler Segar.

De allí que la nueva tendencia del manga y del anime fuera crear personajes femeninos de ojos grandes, por Betty, y anatomía delgada y larguirucha, por Olivia.

Manga gekiga
Para la década de 1950 surgió el gekiga, término japonés equivalente a “novela gráfica” que traduce “dibujos dramáticos”. El gekiga fue el germen del cómic con temáticas maduras y para adultos en Japón. Los autores de gekiga serían quienes firmaran los primeros “cómics de autor” en este país. Este nuevo estilo abandonó el legado “Disney” y propuso no solo temas nuevos como las historias de samuráis, de yakuzas[3], de horror y de erotismo, sino que adoptó un modelo de ilustración más realista.

Revista Garo
Para 1964, la revista Garo era el centro del cómic de vanguardia, en especial por obras como “Nejishiki”, de Yoshiharu Tsuge. Una de las principales temáticas de las historias publicadas en esta revista era la Posguerra y su especialidad eran los mangas experimentales y alternativos.

A partir de los años 1990, el manga se internacionalizó y alcanzó una inmensa popularidad, no solo dentro, sino fuera de Japón en paralelo al furor del anime y desde 2006 existe el Museo Internacional del Manga de Kyoto, como muestra del profundo respeto que profesa la sociedad japonesa a su cultura popular.







Bibliografía


  • GARCÍA, Santiago. La novela gráfica. Editorial Astiberri. 2010.
  • TEBEOSFERA. www.tebeosfera.com
  • MONTERO PLATA, Laura. El mundo Invisible de Hayao Miyazaki. Capítulo 1: “Innovación e industrialización del anime: el dios del manga”. Editorial Dolmen. 2012.




[1] La “línea clara” se caracteriza por los dibujos perfectamente contorneados con líneas negras, la ausencia de sombras y de proyecciones de luz, escasa utilización del claroscuro, fondos realistas y las narraciones con estructuras sencillas: planos continuos y tiras regulares.
[2] Término con el que se denomina a quien hace mangas.
[3] Término con el que se denomina a la mafia japonesa y a los gángsters.

sábado, 29 de marzo de 2014

Breve, muy muy breve, historia del cómic - Parte 2


Comix Underground y Cómic Alternativo


Tras la “purga” de cómics, consecuencia de la instauración del “Comics Code”, un puñado de jóvenes contestatarios inició toda una revolución creativa y por medio de la autopublicación inundaron el panorama comiquero con obras explícitas, bizarras, libres y, sobre todo, por completo al margen de las grandes editoriales.

Robert Crumb


La figura más representativa del movimiento conocido como “Comix Underground” es Robert Crumb, oriundo de Pensilvania, quien en plena revolución hippie (1967) empezó a publicar historietas cuyos temas giraban en torno al sexo y las drogas. Sus personajes más distintivos, el Gato Fritz o Mr. Natural, eran muestra de los prejuicios nulos del autor en cuanto a temas escabrosos para la época y hacían eco de la revuelta juvenil de aquellos días en relación a la libertad sexual, la Guerra de Vietnam, la búsqueda de la paz y el consumo de drogas, en especial marihuana y ­LSD.

Con el nacimiento del Comix Underground se empezó a destacar y a respetar la importancia de los derechos de los autores sobre sus obras y tuvieron total libertad creativa sin tener que adaptarse a las ya habituales imposiciones de la industria dominante (donde los dibujantes eran esos artistas “frustrados” que no habían triunfado en el campo de la pintura, por ejemplo; y se veían casi obligados a ejercer como “obreros del trazo” en las  grandes editoriales).

Además, los mismos autores se encargaban de confeccionar los guiones, ilustrar y rotular sus propios cómics. La “teoría del autor” permeó el universo de la historieta y se empezó a labrar el camino hacia una apreciación más artística del cómic que por aquella época seguía siendo marginado y menospreciado por la élite cultural.

Con Robert Crumb y su recién creada revista “Zap Comix” (1967) a la cabeza, se consolidaron también las populares colaboraciones “Jam”, que reunían a varios artistas para la elaboración de un cómic, término que además se inspiró en las “Jam Sessions” del Jazz.

Un aspecto a destacar de las historietas creadas bajo el amparo de este movimiento revolucionario es que rescataron parte de la estética y de los contenidos de las antiguas “Biblias de Tijuana”, publicaciones con alto contenido sexual que vieron la luz entre los años 1930 y 1950, las cuales se confeccionaban y distribuían de manera clandestina y muchas veces incluían sátiras de personajes famosos como Popeye, por ejemplo.

Incluso, la aparición del Comix Underground fue interpretada por muchos como una manera de vengar la desaparición de E.C Comics, una de las más lamentadas víctimas del "Comics Code".

El Comix Underground supuso además la incursión definitiva y activa de las mujeres en el panorama de la historieta. Las autoras más destacadas de la época –­hacia principios de la década de 1970- abordaban, con plena libertad y sin tabúes, temas como el lesbianismo y el aborto.

Por otro lado, durante esta época surgieron términos como “Prozine”, un híbrido entre las palabras “profesional” y “zine”–publicación pequeña e independiente creada, editada y distribuida por su propio autor-. El primer “Prozine” fue obra de Wally Wood, al que llamó “Witzend” (1966) y en el cual llegaría a publicar el aclamado Art Spiegelman.

Y aunque el furor del Comix Underground no duró dos décadas, con él se cimentaron las bases de lo que luego sería el cómic alternativo, gracias a su incursión en el género autobiográfico con obras como “Binky Brown Meets the Holy Virgin Mary” (1972) de Justin Green, como claro referente.

1980  - 1990


A finales de la década de los 70 y principios de los 80 surgieron las llamadas editoriales “independientes” o “alternativas” especializadas en cómic, hacia las cuales se filtró el término “autoría” heredado del Comix Underground.

Estas nuevas editoriales mantenían los derechos de las historietas a nombre de sus autores y no se empeñaban en imponer parámetros que impulsaran el éxito comercial de las obras. Se respetaba la libertad creativa.

Una de estas editoriales, que a la fecha continúa existiendo, fue Fantagraphics, que empezó a editar la revista “The Comics Journal” –todavía en circulación- y publicó la aclamada colección “Love and Rockets” de los hermanos Gilbert, Jaime y Mario Hernández, mejor conocidos como “Los Bros Hernández”.

A la par surgían revistas como “Raw” (1980), que bajo el liderazgo de Art Spiegelman “internacionalizó” el cómic al incluir en sus números los trabajos de historietistas de todas partes del mundo. En esta revista, además, se publicaron las primeras páginas de “Maus”, que luego se convertiría en una de las obras más importantes de la historia del cómic.

Por su parte, Robert Crumb, ya no tan apegado a todo lo que significó el Comix Underground, continuó activo con su revista “Weirdo” (1981) en la cual publicarían su esposa, Aline Kominsky –fuertemente influenciada por Justin Green- y Peter Bagge, quien luego emprendería su propio proyecto con la revista “Hate” en 1990.

Posteriormente, cuando los años 80 llegaban a su fin y empezaba la década de los 90, hicieron su aparición tanto Daniel Clowes con su “Eightball” (1989) y Charles Burns con “Black Hole” (1995). 

La novela gráfica: 1990 – Siglo XXI


El formato “comic book” que todavía manejaban las reputadas revistas de cómic independiente fue tornándose cada vez más y más insuficiente para historietistas con mayores ambiciones artísticas como los ya mencionados Clowes y Burns.

Buscando la manera de no romper la continuidad de las narraciones, que debían fragmentarse y quedaban inconclusas hasta la siguiente entrega de la revista, surgió al fin lo que hoy se conoce como novela gráfica, formato con la plena capacidad de albergar los relatos completos.

Muchas de estas novelas gráficas fueron la recopilación de los fragmentos de una historia publicada en una de estas revistas, como sucedería en 2005 con “Black Hole” de Charles Burns, cuyos 12 números se reunieron en un solo tomo gracias a Pantheon Books.

Cabe recordar que el primer intento de “novela gráfica” corrió por cuenta de Will Eisner en 1978 con su obra “Un contrato con Dios”, pero para la época representó un rotundo fracaso. Los premios Eisner del cómic, por cierto, instituidos en 1988, se entregan en honor a este autor y al claro precedente que significó su obra para la consolidación de la novela gráfica.


El género por excelencia para este nuevo formato fue la autobiografía, con “Maus” como ejemplo contundente, obra que al recibir una distinción especial en los Premios Pulitzer de 1992 se convirtió en el hito del cómic como auténtica obra de arte. El relato de Spiegelman vio la luz cuando Allan Moore y Frank Miller publicaron sus respectivos “Watchmen” y “Batman, el regreso del caballero oscuro” (1986), cómics que por su parte renovaron el panorama del género de superhéroes con historias más elaboradas y con contenidos destinados a un público más maduro.

Finalmente, existe un referente fundamental en la historia del cómic que representó una división entre las narraciones autobiográficas que se enfocan en eventos importantes de la vida de alguien interesante y aquellas que se centran en la rutina de una persona del común, como American Splendor (1976) de Harvey Pekar, con dibujos de Robert Crumb; obra que si bien apareció mucho antes del surgimiento del cómic alternativo, preparó el terreno para esta vertiente del género autobiográfico.

Mientras el cómic se gestaba en Estados Unidos, en simultáneo se propagaba tanto en Europa como en Japón. En la próxima entrega de este breve, muy muy breve, resumen de la historia del cómic veremos lo que pasaba al otro lado del Atlántico.


Primera parte: desde el siglo XIX hasta la "caza de brujas" en la década de 1950.


Tercera parte: Europa y Japón.

 Bibliografía


  • GARCÍA, Santiago. La novela gráfica. Editorial Astiberri. 2010.
  • TEBEOSFERA. www.tebeosfera.com








jueves, 27 de marzo de 2014

Breve, muy muy breve, historia del cómic - Parte 1



Desde el siglo XIX hasta 'la caza de brujas'


Santiago García hace un repaso por la historia del cómic en su libro ‘La novela gráfica’ lo suficientemente detallado y preciso como para caber en 304 páginas, trazando una línea temporal desde los más claros precedentes surgidos en el siglo XIX hasta la actual proliferación de la novela gráfica y el cómic alternativo.

Años 1900 - 1920


La novela gráfica de Santiago García (2010)
Editorial Astiberri
En principio se analiza el origen “bastardo” del cómic como un producto destinado al consumo masivo –especialmente de un público infantil- y a incrementar las ventas de los periódicos sensacionalistas de la época –New York World y New York Journal-, siendo ‘El niño amarillo’, personaje de ‘Hogan’s Alley’ de Richard Outcault, creado a finales del siglo XIX; el referente más popular del nacimiento de aquella “forma artística menor”.

Sin embargo, es necesario trasladarse hacia los años 1820 para rastrear uno de los antecedentes más pretéritos del cómic que radica en la obra del suizo Rodolphe Töpffer quien, como parte de un pasatiempo que mantuvo durante muchos años en el anonimato, empezó a configurar historias cortas narradas con dibujos secuenciales en estampas. ‘La historia de Vieux Bois y ‘La historia de Albert’ son dos de los ejemplos más remarcables.

Hacia principios del siglo XX se destacan Bud Fisher, quien consagró el formato de las viñetas del mismo tamaño con 'A. Mutt' (1907); George McManus, que con su 'Bringing up Father' (1913) impuso la continuidad de las tiras de prensa e impulsó así la necesidad de comprar los periódicos para saber cómo seguía la historia; o Frank King que con su 'Gasoline Alley' (1922) inició la tendencia a confeccionar series familiares.

Años 1930


En la década de 1930 surgieron los ‘comic books’, hecho que se dio cuando las historietas –en su necesidad de contar con más espacio para historias más largas- se emanciparon de los periódicos y se convirtieron en cuadernillos de 32 a 64 páginas que recopilaban capítulos de diferentes historietas. De esta manera, el cómic empezó a gestar su autonomía como medio.

En los años 30 nacen editoriales como Detective Comics –que luego se convertiría en la inmensa D.C- creadora de la serie Action Comics, cuyo primer personaje fue nada más y nada menos que el hoy famosísimo ‘Superman’, obra de Joe Shuster y Jerry Siegel, a quienes, por cierto, les pagaron una miseria por los derechos del superhéroe y no se les dio crédito hasta varios años después.

Por otro parte, surgió el otro monstruo editorial de superhéroes con quien D.C se ha disputado desde entonces el "monopolio": Marvel, cuyas primeras publicaciones estuvieron protagonizadas por la 'Antorcha humana' (1939).

Terry y los piratas (1934)
de Milton Caniff
Durante este decenio también aparecieron cómics como ‘Flash Gordon’ de Alex Raymond o ‘Terry y los piratas’ de Milton Caniff, a quien se le atribuye la confección de los cómics con una imitación casi exacta del lenguaje del cine y de allí la expresión “cine para pobres” con la que se denominó al cómic a principios de los años 1940. 

Años 1940


Fue durante la Segunda Guerra Mundial que los cómics de superhéroes estuvieron en el máximo furor distinguiendo a estos años como ‘la edad de oro del cómic book’, que empezó a decaer cuando la contienda bélica llegó a su fin.

Para evitar la muerte definitiva del cómic, varios creativos tomaron como referentes las novelas de quiosco conocidas como ‘pulp’ que hacían énfasis en géneros como la aventura, el romance, la ciencia ficción, el western, el misterio y la fantasía; ingredientes que se agregarían a las historietas.

Década de 1950 y principios de 1960


The Vault of Horror (1950)
de E.C Comics
Gracias a la unión definitiva entre cómic y narraciones de género surge E.C Comics –iniciales que correspondían a ‘Education Comics’ cuando la editorial pertenecía a Max Gaines y adaptaba relatos históricos y religiosos al formato de las viñetas-, siglas para ‘Entertainment Comics’ que a manos de Bill Gaines (hijo) publicó las series de horror y ciencia ficción ‘Weird Fantasy’, ‘Weird Science’, ‘The Vault of Horror’, ‘The Crypt of Terror’ y ‘The Haunt of Fear’.

Lo que Gaines y compañía no pudieron prever fue que el surgimiento de estos cómics de horror y terror, con imágenes explícitas, desataría la furia de la élite y de los sectores más conservadores de la sociedad, encabezados por un tal Fredric Wertham, que emprendieron una ‘caza de brujas’ y arrojaron a la hoguera miles de ejemplares como si de la Edad Media se tratase. Y como si fuera poco, impusieron el ‘Comics Code’ un código de censura tan severo que E.C Comics no tuvo otro destino que la desaparición. 

Mad de sept. 1958
El ‘Comics Code’, implementado durante la década de 1950, no solo supuso el cierre de E.C Comics sino la revitalización del mercado de los superhéroes, pero también impulsó al Comix Underground que ya había empezado a gestarse en la revista ‘Help!’ (1960), propiedad del emblemático Harvey Kurtzman.

Kurtzman –tan importante que existen los premios Harvey del cómic en su honor- también fue el creador de la satírica revista ‘Mad’ (1952) y en ‘Help!’ estimuló la carrera de genios como Robert Crumb y Woody Allen.

En la segunda entrega de este 'brochazo' histórico resumiremos el movimiento underground del cómic liderado por Robert Crumb. 

Segunda parte: Comix Underground y Cómic Alternativo, desde 1960 hasta el Siglo XXI.


Tercera parte: Europa y Japón.

Bibliografía


  • GARCÍA, Santiago. 'La novela gráfica'. Editorial Astiberri. 2010.
  • TEBEOSFERA. www.tebeosfera.com




martes, 25 de marzo de 2014

Cómics digitales

Aunque para nosotros siempre resultará más cómodo leer libros o cómics en físico, es cierto que el acceso a muchas obras se ha facilitado gracias a su traspaso al ámbito digital y la Internet nos ha permitido acercarnos a ellas. 

Es por eso precisamente que presentamos una pequeña pero útil –esperamos- selección de software que permite visualizar tanto libros como historietas en ordenadores o dispositivos móviles.



GonVisor

Para Windows recomendamos los ya populares GonVisor y Comic Book Reader, que soportan archivos .cbr, .cbz y .cba.
Comic Book Reader













Para dispositivos Android se cuenta con Perfect Viewer, que además de abrir los archivos comprimidos en los típicos formatos .cbr o .zip, también permite visualizar imágenes .jpg o .png.







Simple Comic para Mac



Para Mac, la mejor opción es Simple Comic, compatible con el sistema operativo iOS y también disponible para tabletas y otros dispositivos móviles. Soportan formatos .cbr y .cbz.


Recuerden también tener a la mano el Adobe Reader para aquellos cómics que estén en formato .pdf.

lunes, 24 de marzo de 2014

¿Qué es el Club de Lectores de Cómic?

Cómic, historieta, tebeo, novela gráfica… sin importar el nombre con el que nos refiramos al “noveno arte”, el Club de Lectores de Cómic Manizales ofrece la posibilidad de estudiarlo, analizarlo y discutirlo.

Nos enfocamos en cómic juvenil y adulto que generalmente aborda temas de significativa trascendencia filosófica, ideológica, política, social e incluso existencial, por lo cual el público objetivo del club no es el infantil, salvo si se llevan a cabo ciclos específicos para niños.

Dinámica


Se cuenta con un espacio en Google Drive desde donde pueden descargarse los materiales en formato .cbr o .pdf. 

Quienes quieran formar parte del club, pueden inscribirse sin ningún costo al correo electrónico: lectoresdecomicmanizales@gmail.com, especificando nombre, edad y correo electrónico de contacto.

En cada encuentro, un ponente expone un análisis de determinada obra y su respectivo autor para luego dar paso a un debate que contribuye a enriquecer los conocimientos de los miembros del club en cuanto al cómic.

Cuándo y dónde


Los lunes –o martes cuando haya festivos- cada 15 días, a las 6:00 p.m en La Caja Producciones, ubicada en el Edificio Gibraltar, carrera 26 nº 50 - 64, local 4.

El primer encuentro se llevará a cabo el lunes 7 de abril de 2014 a las 6:00 p.m y empezaremos con la obra "Yo maté a Adolf Hitler" del historietista noruego Jason.